
La semana pasada aprendimos lo que es la fe, pedimos que sea Dios instruyendo nuestro diario caminar para poder reflejar su amor y su poder como él desea, esta semana nos adentraremos en la oración, un tema que debería ser el pan diario de todo hijo de Dios.
– Primeramente la oración es un diálogo franco y sincero con nuestro Padre celestial, cuyo propósito es mantener esa conexión con el cielo.
Sabemos que un diálogo esta conformado dé dos partes, el que habla, el que escucha y viceversa. Pues de la misma manera ocurre cuando oramos, no podemos esperar solo llegar con nuestro Padre, hablar y no esperar una respuesta… sería un poco ilógico, no es cierto? Al orar tenemos que tener la convicción que da la fe, de que recibiremos una respuesta.
Es impresionante como a veces sentimos que no sabemos como orar o que pedir, déjame decirte que una oración no necesita tener palabras muy producidas ni llegar delante de Dios fingiendo algo que no somos, Dios, tu padre, te conoce, conoce tu corazón y lo que le dirías, mucho antes de que se lo digas… solo está esperando un corazón dispuesto a buscarle.
Esta mañana quiero invitarte a que pienses en alguna necesidad, circunstancia, dificultad, alegría, logro, proyecto, etc, cualquier cosa que necesitas dejar en manos de Dios. El titulo de hoy es muy intencional porque te puedo ASEGURAR que tu SI TIENES una oración y como dice la lectura de hoy “En nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos, NO SABEMOS QUE PEDIR, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros”…
Estas listo para conversar con tu padre? Créeme… Él esta anhelando iniciar esa conversación.